De entre las herramientas japonesas destacan las sierras. Su principal diferencia radica en que se utilizan tirando de ellas, y no empujando, lo que se traduce en varias ventajas: hace falta una menor sujeción de la pieza y el grosor de la hoja de corte puede ser mucho más delgado, gracias a esto el esfuerzo para manejarlas es menor y sus cortes son sumamente finos y limpios, ya que no desgarran la fibra de la madera.
Las sierras japonesas se caracterizan por la perfección de sus cortes. A diferencia de las occidentales, en las sierras japonesas la hoja no se afila, se sustituye por una hoja nueva. Su sistema de fabricación y el sistema de corte (dientes endurecidos), hace que no sea necesario realizar presión en el momento de serrar, con lo que ayuda a un menor desgaste de la hoja, siendo su duración muy superior.
En definitiva, una sierra japonesa trabaja tan suavemente que casi parece una extensión de la mano, resultando un corte suave y limpio sin casi posibilidad de que se deforme.