Los aros de viola de arce, al igual que ocurre con todos los aros de los instrumentos de cuerda frotada, son una pieza fundamental del instrumento. Son ellos los que determinan la forma final de este y los que soportan su estructura. La necesidad de emplear una madera dura que soporte esa tensión llevo en su día a los luthiers a decidirse por el arce. Una madera densa, con abundante disponibilidad y fácil de trabajar. Todo ello sin siquiera tener en cuenta su increíble aspecto rizado, que adquiere matices casi tridimensionales una vez ha sido lacada.
El arce europeo -Acer pseudoplatanus- es una madera de color claro, con reflejos dorados que se intensifican al oxidarse. Es una madera sin poro apreciable, lo que elimina en muchos casos la necesidad de usar un tapaporos. Se trabaja con facilidad pese a su dureza (aunque requiere de herramientas afiladas) y se puede lograr un acabado brillante y atractivo simplemente usando una cuchilla o cepillo, sin ni siquiera usar lijas. Sin duda es una de las maderas más agradecidas de trabajar.
Muchos aprendices o personas interesadas en la luthería comienzan empleando aros de calidad 2ª en sus primeros proyectos. Estas piezas tienen menos rizo que las de calidades superiores, pero son igual de resistentes y estables. Puede haber algún pequeño nudo o decoloración en la pieza. Pero siempre serán meras cuestiones estéticas y no estructurales las que determinen su gradación.
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